El progreso tecnológico tiene en la industria del automóvil uno de sus ejemplos más claros y palpables para el ciudadano, aunque algunos de estos avances, como sucede con las cajas de cambio, no son tan conocidos y valorados.
La evolución de estos sistemas de transmisión a lo largo de los últimos años ha sido vertiginosa. De los toscos y lentos cambios automáticos de tres marchas hemos pasado, con la aplicación de la electrónica, a sistemas que son capaces de adaptarse a la conducción de cada persona.
Pero como en otras muchas facetas del automóvil, la competición ha tenido una influencia fundamental. En los años setenta Porsche investigó un tipo de caja de cambios semiautomática, que denominó PDK en sus 962 del Mundial de Resistencia, cuyo accionamiento se instaló en el volante.
Más tarde, concretamente en el año 1990, la escudería Ferrari lograba la victoria en el Gran Premio de Brasil, sin que Nigel Mansell tuviera que soltar el volante en ningún instante de aquella carrera. El secreto del monoplaza italiano estaba en que unas palancas situadas en el volante permitían al piloto británico realizar los cambios de velocidades de forma más rápida que con uno convencional.
Dos años más tarde, todas las escuderías de Fórmula 1 adoptaron el sistema, que además de eficaz demostró ser muy robusto.
Su aplicación a los automóviles de calle se produjo de la mano de Porsche, que anunció la comercialización de su mítico modelo 911 Carrera con el sistema de cambio Tiptronic S, comandado desde el volante, convirtiéndose en el primer fabricante que introdujo este sistema en un modelo de fabricación en serie. Las ventajas que aportó este tipo de cambio son evidentes. Además de la comodidad de no tener que pisar el embrague para subir y bajar de velocidad, la disposición de los mandos en el volante permite un notable aumento de la seguridad activa.
El sistema Tiptronic instalado ya comúnmente en muchos modelos de automóviles, tiene dos posibilidades de utilización. La tradicional palanca de cambios con dos carriles, uno para la variante automática usual y otro para la Tiptronic (semiautomática). En la variante Tiptronic se puede subir y bajar de velocidad con el sólo movimiento de la palanca, hacia adelante para ascender y hacia abajo para reducir, respectivamente.
Otros cambios automáticos de última generación aportan infinidad de ventajas sobre los convencionales selectores manuales. Una de las críticas que siempre se realizaron a estos sistemas, como son la falta de deportividad y el mayor consumo de combustible, han quedado desterradas gracias a la aplicación de la electrónica.
Los cambios automáticos avanzan ahora hacia la reducción de consumos mediante los convertidores de par, regulables electrónicamente.
Por último no olvidemos, hay un factor que juega siempre en favor de las transmisiones automáticas y semi-automáticas: En las grandes concentraciones de tráfico, cada día mas frecuentes en las ciudades, la comodidad de estos sistemas no tiene rival.